Resiliencia - Take me back to the start.

Encontré mi punto de quiebre.

Han sido días muy difíciles, encerrada, sin poder salir, sin convivir con la gente que amo, sin poder ver a mis amistades, sin poder desconectarme por un momento del mundo y simplemente disfrutar un momento de risas y liberación emocional.

Fueron días de meditación, de ansiedad, de depresión, de llanto, de neurosis, de paranoia y más meditación para poder encontrar un balance entre lo que sucede en mi interior y lo que sucede en el exterior; y fue así encontré mi punto de quiebre.
No nací siendo como soy, me forjé, me hice a esta vieja manera de ser que trato de dejar atrás; se me inculcaron costumbres y creencias pero también yo misma me hice hábitos y creencias conforme la vida me iba azotando; como todo ser humano he errado y me responsabilizo a mi por ello. 

Siempre fui una chica sencilla, humilde, empatica, amistosa, enfocada, firme en sus creencias (personales) y a la que realmente no le interesaba el status quo, hasta que la adolescencia y la presión social se hizo presente e hice lo que todo adolescente haría; tratar de encajar.

Dejé de lado todo lo que me apasionaba, el baile, el dibujo, la pintura, el deporte, mis libros; siempre he sido una persona muy enfocada al arte y versátil en ese ámbito, eso lo heredé de mi padre. Al menos no dejé la música, un talento que se nos da de familia pero en este caso no sería útil a menos que fuera poner música en las pedas caseras; todo a mi alrededor se volvió cliché, apariencias, plástica como dirían en una película muy popular (y creo por eso es de mi favortias, por mera proyección).
Lo único importante era comer poco para ser talla 5 o 3, maquillaje hipoalergénico de marca, shopping, cabello hermoso, perfumes de moda y los planes del fin de semana (a veces hasta entre semana) porque una debía ser irresistible a los ojos de los chicos mas guapos (y ricos) de la escuela, el antro o donde fuere que nos encontráramos. Dejé de lado mi verdadero yo, una chica aburrida que ama el arte para convertirse en una Queen "amada por todos".


Recuerdo que una noche, nos tocaba ir a casa de una "amiga" del grupito a arreglarnos para salir a un Karaoke-Bar... ¡¡por dios!!, tenía 14 años, fumaba y bebía como si no hubiese mañana y eso era "verse cool", ¿en qué demonios estaba pensando?. La chica era de lo más agradable, pero la amiga por quien la conocí la idolatraba tanto que la hacía parecer una super bitch inalcanzable y la realidad es que hoy por hoy me doy cuenta que, esa niña era super buena onda a pesar de ser niña rica y de colegios privados; en fin. 
Bebía, fumaba, dejé de ser yo por encajar y creo que desde eso hasta hace un par de meses no dejé de hacer lo mismo; creé un personaje que no soy yo y no solo para ellas, si no para mí misma. creando una apariencia, una "actitud" de alguien que no soy para encajar en el trabajo, la familia o el círculo social porque "es lo que se espera de mi", y ahora mi familia y mis amistades más antiguas me cuestionan el porqué hago lo que hago, que esta no soy yo, que a mi no me gustan ciertas cosas, que de cuando a acá me gusta pintar o leer o dibujar, pero sobre todo... "¿de cuando a acá eres tan suave? ¿ya perdiste el carácter? ¿dónde está la cabrona que conozco?"...

Ese es el detalle, no puedo decir que nunca lo fui por que si lo fui, la verdad es que muy en el fondo no quise 
serlo, pero era lo que me aseguraba una posición o un papel socialmente aceptado, y quizá ese personaje, esa "Queen Bitch" jamás la hubiese creado si el bullying en la escuela no hubiese sido tan fuerte por ser una teta, una ñoña y una boba, quizá no hubiese desarrollado ese personaje como escudo para proteger mis emociones de la sociedad ante el matrimonio fracasado que vivían mis padres y mi carencia de atención y amor que había en casa... Pero no puedo culpar a nadie ni a  ninguna circunstancia de la que era esclava y no lo notaba (obvio no, tonta, tenías 14 años); la culpa fue total y completamente mía.

Quizá si hubiese sabido todo esto hace 16 años mi vida hubiese sido diferente... o quizá sólo yo; al final del día nuestra vida es un juego de realidad virtual, nosotros somos los jugadores y le modificamos el panorama, los campos de batalla y las armas con las que mejor nos autodestruimos; todo es efímero, nada existe, ni siquiera uno mismo; pero si de existir y de vivir se trata... me quedo con la versión noble, emocional, sencilla, humilde, empatica, amistosa, enfocada, firme en sus creencias e incluso crédula que era yo hace 16 años.

Nunca es tarde para revindicar el camino... modifiquemos el panorama de este juego VR llamado vida.

-Ch.


Comentarios

Entradas populares